jueves, 1 de julio de 2010

Cuerpo, parentesco y poderes entre los Baruya de Nueva Guinea

Godelier, Maurice, Cuerpo, parentesco y poderes entre los Baruya de Nueva Guinea en: Cuerpo, parentesco y poder. Perspectivas antropológicas y críticas, Quito, Abya Yala, 2000, p. 19-89.

Godelier para realizar este trabajo se fue a vivir con los Baruya de Nueva Guinea,durante siete años, el con su concepción materialista, intenta ver como se simbolizan las relaciones de parentesco que se dan entre los sexos reconocidos en la línea patrilineal, es decir que el autor presta atención a las representaciones de los Baruya sobre el cuerpo humano, particularmente aquellas que conciernen al proceso de concepción y de crecimiento de los niños.

Para ello el comienza hablando de qué es un niño para los Baruya, él dice que para ellos los niños son el producto de la unión sexual de un hombre y una mujer y de la intervención del sol. Explica que el semen del hombre es el símbolo que da vitalidad y que la mujer debe consumir, para ser fuerte y poder procrear, así como para que sus pechos puedan llenarse de leche y amamantar a los hijos.

Godelier va explicando los rituales de los Baruya , esta comunidad explica sus valores y creencias , así como sus relaciones sociales de parentesco, a través de metáforas en el que se evidencian las bases del orden social y cósmico, así como la prohibición del incesto: “las mujeres aparecieron antes que los hombres. Podían entonces tener niños sin necesidad de los hombres. Pero un perro salvaje interrumpió esta práctica devorando a los niños en el vientre de la mujer. Después la mujer dio a luz un niño normal y tuvo relaciones incestuosas con su hijo, quien a su vez tuvo relaciones incestuosas con su hermana. La humanidad nació de este doble incesto, pero el incesto está, desde entonces, prohibido entre madre e hijo, y entre hermano y hermana, aunque, según los Baruya, los hombres tienen siempre ganas de regresar con sus hermanas”

La organización de las relaciones de parentesco entre los Baruya, es patrilineal, aunque la madre y los familiares de la madre tienen igualmente derechos sobre esos niños, porque han nacido de su carne. Al hermano de la madre se lo llama apia unié (tío de pecho), para distinguirlo de los tíos maternos clasificatorios. Sus hijos, los primos cruzados matrilinealmente de Ego, se llaman “primos de pecho” y, los primos cruzados patrilaterales, los hijos de la hermana del padre, se llaman “primos del hígado” (kalé).

Godelier señala que el recién nacido no es solamente el producto de la unión de un hombre y una mujer, (como lo veríamos los occidentales), pues en el curso del embarazo el sol interviene para dar al embrión su forma definitiva, él lo termina al hacer crecer los dedos de las manos y de los pies y fabricar la nariz, la boca y los ojos, de forma que los Baruya tienen otra forma diferente de ver el mundo. De forma dice el autor que las relaciones religiosas, míticas y de poder son más importantes que las del parentesco, lo que importa señala el autor es que el hombre asuma la responsabilidad con sus hijos.

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